El pasado miércoles 9 de mayo, en la Sala de Consejo Italo Paolinelli de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, se llevó a cabo la Conferencia “Seguridad, policía y democracia en países postdictatoriales”, en la que expuso el doctor Hernán Bouvier, junto a los comentarios de la doctora Lucía Dammert. La instancia académica fue organizada por el Centro de Investigaciones de Filosofía del Derecho y Derecho Penal de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso, con el auspicio de CONICYT. La actividad es una de las tantas otras que se enmarcan dentro del proyecto de atracción de capital humano MEC N°8017001, que ha permitido la presencia del Profesor Bouvier por ya más de un mes en nuestro centro.
La actividad fue moderada por el Director del CIFDE, el profesor Luis Villavicencio, quién presentó al conferencista. El profesor Hernán Bouvier, dividió su presentación en 4 grandes partes: La sensación de inseguridad; la relación entre seguridad y narcotráfico; la relación entre policía, control y urbanismo; y, finalmente la organización de la policía
Respecto a lo primero, señaló que “una cosa es el índice efectivo de delitos cometidos y eventualmente denunciados y la otra es la sensación de inseguridad. Y, que estas dos variables, en principio, se comportan de manera independiente”. Resaltó el papel que cumplen los medios de comunicación en la sensación de inseguridad y consideró como un dato muy interesante el que, a pesar del contexto social en que vivimos y de la intensa actividad judicial y policial, tanto en Argentina como en Chile, en lo que respecta al sistema de prevención y represión del delito, ello no alcanza para que la sensación de inseguridad disminuya, al contrario, se ve aumentada, basta con atender a que se habla constantemente de la “puerta giratoria”. Agrega que, “en cierta parte, la sensación de inseguridad se conecta con una larga tradición teórica cultural, que tiene que ver con la idea de presuponer que somos potenciales depredadores mutuos, lo cual se suma a una pretensión imposible de inmunidad, es decir, a la idea de poder vivir en una sociedad completamente segura”.
Respecto a la relación entre seguridad y narcotráfico dice sorprenderle que tanto en Chile como en Argentina se siga pasando por alto algunas variables a su juicio obvias que, permiten saber que tan lejos o cerca nos encontramos de lo que se ha denominado el “horizonte del terror” representado por Rio de Janeiro o México. Cree que en este análisis no se pueden pasar por alto al menos cuatro variables: la primera, las tasas de homicidios dolosos; la segunda, la ubicación geográfica entendida como un conjunto de datos geopolíticos, lo que incluye el análisis de lo que se denomina el “ring del metro cuadrado”, esto es cuanto rinde en términos agrícolas un metro cuadrado de tierra en los distintos lugares, lo que a su vez depende de la fertilidad relativa y de la organización jurídica del lugar y, también señala que existe una subvariable importante de analizar que es el mercado formal o informal con el que se colinda, en cuanto a la cantidad de fronteras que tiene un Estado y, finalmente lo que se denomina el contexto vital y de producción; tercera, el grado de sedimentación y penetración de las organizaciones criminales, lo que se vincula con las políticas de legalización, las cuales, a juicio del profesor Bouvier solo son efectivas en lugares donde las organizaciones criminales, que manejan la coacción en un territorio no están lo suficientemente articuladas; y, finalmente la relación entre historia, cultura y, crueldad, lo que lleva a una larga reflexión y significa pensar porqué se dan cierto tipos de muertes crueles y masivas en determinados lugares. Señala que esto es importante, porque por lo menos en Argentina, cada vez más y de forma progresiva se destinan más recursos para combatir el problema del narcotráfico, tomando como base condiciones fácticas en las que no nos encontramos.
Respecto a la relación entre policía, control y urbanismo, esto es, lo que se denomina el Derecho a la ciudad, señala que la policía cada vez más es llamada a ser un gestor, no solo se riesgos, de prevención de delitos, sino también de control de circulación de la ciudad y, por tanto, el tipo de potestades discrecionales que se le otorgan a esta repercuten directamente en la conformación urbana de una ciudad, es decir, contribuyen a lo que se conoce como la construcción de fronteras invisibles. Agrega que el problema de la identificación suele contribuir a una política de sectorización de la ciudad y, que está demostrado que las personas a las cuales de manera constante la policía le requiere su identificación, dejan de ir a determinadas zonas de la ciudad, por el simple hostigamiento policial. Si a esto se suma que, a la policía a veces se le requieren estadísticas de detención, identificación y control, entonces se genera un incentivo para que la policía lleve adelante ciertos controles de identidad.
El último punto tratado por el profesor Bouvier fue la organización de la policía, esto es como se forma y como se ingresa a ella. Un punto importante, señaló es analizar quiénes forman parte de la fuerza policial, sobre todo tratándose de aquellos que realizan la coacción física en las calles. Señala que, en Argentina en general, se trata de personas que pertenece a estratos medios bajos y bajos y que en general no tiene abierta a su disposición otra opción de trabajo y, por tanto, se encuentran obligadas fácticamente a elegir ese oficio. Ahora, destaca que más importantes son las consideraciones sobre organización, educación y derechos de la policía. A este respecto, comenta que en la mayoría de los países del mundo los policías no tienen derechos sindicales, lo que implica, al menos la prohibición de llevar adelante una huelga legal y la prohibición de formar asociaciones sindicales, bajo los argumentos de que dado el ejercicio de la coacción estatal por parte de la policía es un recurso necesario del cual no se puede prescindir, entonces aquello excluye conceptualmente el derecho a huelga. El profesor Bouvier señala que esto tiene un problema, porque se pueden aceptar derechos gremiales sin que eso implique necesariamente el derecho a huelga. El otro fundamento al que se alude es que, dada la naturaleza de la actividad policial sería impensable darle a la policía otros medios de negociación legal que no sea la huelga. Señala que se podría esperar como efectos de reconocer derechos de sindicalización a la policía el descenso de los índices de abusos policiales y los de corrupción policial. Ahora bien, destaca que hay una importancia central intrínseca de reconocer a las personas que son sujeto de derechos, como sujetos de derechos. El profesor Bouvier cree que el problema de preguntarse por la sindicalización de las fuerzas policiales en Latinoamérica es el último reducto no explorado por todos aquellos a los que les interesa y, se incluye, la democratización de la policía, aunque advierte que todo esto vale si es que se puede conciliar libertad con seguridad, sino es así señala que nos encontramos en problemas.
Terminada la exposición del profesor Bouvier, la profesora y socióloga Lucía Dammert comentó que las discusiones sobre democracia y policía en Chile y Argentina nos ponen en el eje de lo que es la democracia. Señala que con el regreso a la democracia en Chile y Argentina se instala la preocupación por el delito, preocupación que en dictadura no existía por distintas razones. Destaca que Chile y Argentina regresan a la democracia de forma totalmente distinta, así en Argentina el apoyo a las fuerzas armadas que habían ejercido violación a los derechos humanos fue mínimo y, eso hace que hayan sufrido un control por parte de los gobiernos democráticos después del régimen militar y que, en cambio, en Chile lo que hay más bien, es una administración del proceso de transición. Otro punto que señala es que en Argentina la policía es parte de la estructura criminal, y que, en muchas provincias la policía regula el juego, la trata, el narcotráfico y que, en el caso chileno esa situación es distinta. Así, a su juicio, en Chile, la presencia de los problemas de inseguridad están vinculados con el modelo de desarrollo total y completamente individualista, donde las personas le tienen miedo a un otro, el que a su vez cumple con determinadas características físicas. Señala que aquello es terrible porque constituye la base de una socialización fundamentada en la sospecha de forma permanente y, atiende a que, por ello en Chile, mucha gente en las encuestas expresa que prefiere un gobierno no democrático, pero más seguridad o, un alcalde pone un dron que va a reconocer la cara de los “malos” y a nadie le parece que es una violación a la privacidad. Respecto a los medios de comunicación, señala que pensar que estos generan inseguridad es muy simple, aunque estima que a la política le interesa tener una población miedosa y encerrada, en consecuencia, expresa que hay un tema interesante que recae en el rol entre el discurso político, que se refleja en los medios de comunicación y en la inseguridad.
Respecto al crimen, señala que en Chile la política criminal está centrada en la propiedad, mas que en las personas, así a modo de ejemplo, comenta que hay un portonaso y aparece en las primeras páginas de todos los diarios y, hay un femicidio y aparece en la cuarta página. Los delitos de mayor connotación social son el hurto, el robo en lugar habitado, robo de vehículo motorizado, entre otros y, ello se refleja en lo que hace la policía, esto es, en que en definitiva la policía cuida las cosas. Respecto al narcotráfico y los homicidios, cree que, si es un indicador importante porque cuando hay alto consumo de droga, y no hay homicidio, es porque hay un mercado perfecto. Señala que, lo que nos esta pasando es que el delito se concentra territorialmente, lo que es un problema enorme porque volvemos al punto de la estigmatización barrial y la construcción de la ciudad desde la cultura de la sospecha al otro. Por otro lado, a juicio de la profesora Dammert en Chile no tenemos una policía democrática, señala que para contar con ella hay que tener por lo menos 4 elementos: altos niveles de transparencia; gobierno civil sobre las policías; corresponsabilidad; profesionalismo, señala que ni en Argentina ni en Chile están esas cuatro condiciones. Manifiesta que estamos lejos de una policía democrática, tanto desde el punto de vista teórico como desde el punto de vista práctico, lo que se refleja, por ejemplo, en el control preventivo de identidad, el que no se hace de modo aleatorio en toda la ciudad, sino en los barrios donde se cree están los delincuentes.
El encuentro finalizó con un aplauso cerrado por parte de los asistentes y, dejó planteados muchos temas de relevancia y debate actual en nuestra sociedad.