El pasado 22 de julio en la Sala de Consejo Ítalo Paolinelli de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valparaíso, se realizó el seminario “Justicia y recursos naturales: Reinterpretando la protección medio ambiental en la Antártica”. La exposición principal estuvo a cargo de la Dra. Alejandra Mancilla, profesora del Departamento de Filosofía del Derecho de la Universidad de Oslo, experta en recursos naturales, justicia ambiental y teorías de la justicia. Esta instancia fue una actividad asociada al Proyecto FONDECYT nº11180030 de nuestra investigadora Nicole Selamé.
La Dra. Mancilla inició su presentación comentando, en primer lugar, sobre el Tratado Antártico. Se trata de un convenio que tuvo por finalidad zanjar las reclamaciones territoriales respecto de la Antártica. Luego, se refirió al Protocolo Ambiental, indicando que es uno de los instrumentos más ambiciosos a nivel mundial en cuanto a protección ambiental, en el sentido de los objetivos y principios que se propone, la prohibición de actividades de prospección y extracción minera, además de la creación de un Comité de Protección Ambiental. En el instrumento se consagra la protección global de la zona, entendiéndola como un deber de restringir las actividades humanas en el área antártica, esto es, al sur de los 60º de latitud sur.
A continuación, la Dra. Mancilla planteó los objetivos del Protocolo Ambiental. En este punto la expositora indica que “la Antártica es el laboratorio a cielo abierto más grande del mundo, debe ser preservado como tal, porque nos ayuda a estudiar y entender todo tipo de cosas, desde cómo funcionan los sistemas de la tierra, las corrientes marinas y ambientales, la atmósfera y un largo etcétera”. En el Protocolo se menciona varias veces la necesidad de preservar la Antártica por su valor intrínseco, pero no se define qué constituye este valor en sí, dentro de las disposiciones del convenio.
Posteriormente, nuestra invitada hizo un análisis de los problemas de adecuación e interacción que existen respecto del Tratado Antártico y el Protocolo Ambiental del mismo. La Dra. Mancilla indica que en este último hay un claro problema de adecuación espacial. Al respecto puntualizó que la Antártica es una de las zonas más afectadas por el cambio climático, junto con el Ártico, son las zonas que están cambiando más rápidamente. Por otro lado, si se analizan las partes consultivas y las actividades que realizan, de los 10 mayores emisores de CO2 en el mundo, 7 son Partes Consultivas del Pacto Ambiental. Además, de los 10 mayores emisores de Gases Efecto Invernadero (GEI) en el mundo, 7 son Partes Consultivas y 1 no consultivo. Por último, las Partes Consultivas representan 73% del total de emisiones de CO2 a nivel global y 63% de GEI a nivel global. Con relación a los problemas de interacción entre el Pacto Ambiental y otras instituciones de gobernanza ambiental, el más evidente de estos es que la Antártica no tiene representación en las COP del IPCC (Panel Intergubernamental para el Cambio Climático), de modo que sus intereses no se consideran directamente en las negociaciones referidas al cambio climático.
Tras una interesante ronda de preguntas entre las personas asistentes y la expositora, la investigadora Nicole Selamé cerró la actividad agradeciendo la instancia y la convocatoria generada.
Aquí puedes revisar el registro de la actividad: https://www.youtube.com/watch?v=qIHTvSWr8JI